Aries

Eres el primero, el Zodíaco vuelve a empezar desde ti. Y todas las características de tu signo giran en torno a esta impetuosa energía de los comienzos. Una energía inconstante y explosiva, imprescindible para reactivar el ciclo de la naturaleza tras la estasis invernal. Eres activo, emprendedor y dinámico como ese primer brote de primavera desde donde todo vuelve a empezar. Hay tres arquetipos que se unen para dar vida a tu signo: el pionero, el inocente y el guerrero.

Inocente como son los niños: indiferentes a las consecuencias, inmunes al miedo al fracaso. Solo miran hacia adelante. Después de todo, si ese primer brote estuviera ahí para a planteárselo y replanteárselo, preguntándose si es el momento adecuado para salir, el invierno duraría todo el año. Todo desafío pasa por el punto ciego de una pequeña apuesta, y tu expresas el impulso necesario para superar ese escalón.

Tienes el carácter de un pionero, siempre buscando nuevos caminos que tomar, nuevos desafíos para probar. Especialmente los más difíciles e inaccesibles, que cualquiera considera fuera de su alcance. Porque sin duda eres competitivo, pero antes que eso necesitas abrazar una batalla y luchar para llevarla a cabo.

Después de todo, no es el tumulto lo que te asusta, sino la sensación de vacío donde sientes que ya no tienes una causa por la que luchar. La inmovilidad de las expectativas te asusta, sobre todo si dependen de los tiempos de los demás. La verdadera «kriptonita» para ti es tener que pedir permiso, esperando luz verde vinculada a lógicas que escapan de tu control.

Como verdadero guerrero, impulsado tanto por el deseo de conquistar como por la certeza de sus motivaciones, no te detienes hasta haber derribado esa «puerta», eliminado ese obstáculo, alcanzado esa meta.

Eres el primero, el Zodíaco vuelve a empezar desde ti. Y todas las características de tu signo giran en torno a esta impetuosa energía de los comienzos. Una energía inconstante y explosiva, imprescindible para reactivar el ciclo de la naturaleza tras la estasis invernal. Eres activo, emprendedor y dinámico como ese primer brote de primavera desde donde todo vuelve a empezar. Hay tres arquetipos que se unen para dar vida a tu signo: el pionero, el inocente y el guerrero.

Inocente como son los niños: indiferentes a las consecuencias, inmunes al miedo al fracaso. Solo miran hacia adelante. Después de todo, si ese primer brote estuviera ahí para a planteárselo y replanteárselo, preguntándose si es el momento adecuado para salir, el invierno duraría todo el año. Todo desafío pasa por el punto ciego de una pequeña apuesta, y tu expresas el impulso necesario para superar ese escalón.

Tienes el carácter de un pionero, siempre buscando nuevos caminos que tomar, nuevos desafíos para probar. Especialmente los más difíciles e inaccesibles, que cualquiera considera fuera de su alcance. Porque sin duda eres competitivo, pero antes que eso necesitas abrazar una batalla y luchar para llevarla a cabo.

Después de todo, no es el tumulto lo que te asusta, sino la sensación de vacío donde sientes que ya no tienes una causa por la que luchar. La inmovilidad de las expectativas te asusta, sobre todo si dependen de los tiempos de los demás. La verdadera «kriptonita» para ti es tener que pedir permiso, esperando luz verde vinculada a lógicas que escapan de tu control.

Como verdadero guerrero, impulsado tanto por el deseo de conquistar como por la certeza de sus motivaciones, no te detienes hasta haber derribado esa «puerta», eliminado ese obstáculo, alcanzado esa meta.

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